M

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no todo lo que creemos perfecto es perfecto

miércoles, 23 de junio de 2010

Cayó la noche y el siervo se encontró con el señor…
-¿has matado ya al chico?-insinuó un hombre desde las sombras al que no se le distinguía.
-no mi señor, usted lo quiere vivo-respondió otra voz más atrás.
-¿y donde está?-
- he perdido su rastro, un mago blanco se lo ha llevado con él cuando lo iba a capturar, pero, el muchacho es aún muy débil para huir de mis poderes, aún puedo notar su presencia aunque no sepa dónde está- la voz de ese hombre le era familiar…
M se despertó sobresaltado, seguía en la cama de la torre y, por la ventana se podía distinguir la luna junto a un montón de estrellas. El viento glaciar proveniente de las ventanas le helaba los huesos, en un instante aparecieron dos hermosos cristales con decorados de unicornios alrededor en las ventanas, M no quiso adivinar como había ocurrido, tenía mucho sueño…
-M despierta…- su voz susurraba a su oído como una brillante y bella melodía, que le impedía pensar en otra cosa que no fuese la voz de Anithsir…su ninfa…
Abrió los ojos, el bosque se había transformado, ya no corría agua por el río, los árboles lloraban lágrimas de madera sin dejar escapar una gota de agua, no había césped, sino tierra y hojas secas, la roca en la que se sentaba Anithsir estaba rota por la mitad.
-¿que está pasando?-preguntó M, sin poder de dejar de mirar a su alrededor.
-salva nuestro mundo, las ninfas mueren y yo con ellas…- sus palabras llegaron al corazón de M y le repercutieron hasta lo más hondo, donde se lo partieron como la piedra estaba partida delante suya, Anithsir muerta, no podía imaginarlo…
-¡despierta! ¡Empieza la tarea!- M se despertó sobresaltado, delante de él estaba Anthimor, serio, elegante y con la misma túnica del otro día o por lo menos una igual.
-ponte esto-le dijo a M ofreciéndole una túnica de color blanco.
-es el color puro, el color del principiante, del que no tiene nada dentro de momento-M se la puso sin rechistar, bajaron las escaleras de caracol hasta abajo.
-esto es la entrada- dijo señalando a una pared, M no se había fijado, pero en ningún sitio había puerta de entrada.
-es mágica, está hechizada-dijo Anthimor con una leve pero agradable sonrisa que M no había visto en nadie desde hace unos días, quizá semanas.
Le enseñó la cocina, donde había una mujer muy bajita que, por el vello en la cara y su estatura, M adivinó que se trataba de una enana.
-ella es la cocinera, se llama Cledelia- ésta le miró y le dirigió una gran sonrisa.
-hola, mi nombre es M- M no le devolvió la sonrisa, se limitó a observarla de arriba abajo hasta que Anthimor lo tomó por el brazo y lo empujó para continuar con la visita.
se plantaron delante de las 2 puertas que había visto la vez anterior, abrió la 1ª, había una gran sala toda llena de libros, algunos en las estanterías y otros que descansaban en repisas de cristal, también había una mesa llena de atriles para apoyar los libros.
-esta es la biblioteca- esperó a decir Anthimor- aquí puedes venir siempre que quieras a consultar cosas.
Salieron de la sala y entraron en la de al lado esta era una gran sala verde (no como la anterior, roja como el salón en que le había citado Anthimor la primera vez), sin ningún mueble y con unas máquinas al fondo, además de un circulo blanco en el centro.
-esta es la sala de ensayos, aquí ensayarás las lecciones que yo te obligue a aprender-M se quedó mirando a Anthimor, pero éste no le respondió la mirada.
Siguieron por toda la casa, algunas habitaciones estaban cerradas y no entraron.
Finalmente llegaron al último piso, donde estaba el estudio de Anthimor, dónde M se quedó esperando fuera. Al rato Anthimor llegó con un gran libro azul, en el que ponía “estudio de la magia para iniciados”, se lo ofreció a M y le dijo:
-quiero que te lo leas hasta la página 13-M no rechistó, cogió el libro y salió en dirección a su cuarto.
Por la noche bajó a cenar, la cena estaba lista. Había dos platos hondos con dos líquidos parecidos a un puré de color violeta y, al lado una masa de algo parecido al pan sin hacer.
M se sentó en la mesa:
-la primera sopa es de raíz de siciliorsca y la otra de pasta de grews, un animal mágico. El pan es pan élfico- explicó Anthimor.
M comió hasta no dejar nada en el plato, de postre había fresas que M comió gustosamente.
Finalmente, recogió su plato y subió a su habitación sin despedirse antes de Cledelia.
Abrió el libro por la primera página, una nube de polvo salió del libro hacia la nariz de M que rápidamente lo sopló y fue a posarse en el suelo, para luego desaparecer con el hechizo de limpieza que estaba puesto por toda la casa como le había explicado Anthimor.
El libro hablaba sobre la historia de la magia y de cómo concentrar la energía en las manos para conseguir la potencia necesaria para cada hechizo.
El primer ejercicio parecía sencillo, había que concentrar energía en las manos y soltarla hacia algún objeto para romperlo.
M empezó por intentar romper un jarrón que había cogido anteriormente del baño. Las primeras veces no pasó nada, después de un rato intentándolo y con la energía bastante gastada, M pudo comprobar como el jarrón se movía y le salía una brecha. Le estaba costando mas de lo que pensaba, finalmente, agotado, echo toda su energía hacia el jarrón y, para su sorpresa, ¡ el jarrón cayó al suelo echo añicos!, M había acabado con todas sus fuerzas y se tiró a la cama agotado, pero con una sonrisa en la boca, mañana seguiría practicando.


El corazón de Ainos iba cada vez más rápido, ¿como les habían descubierto?, deseaba que su mujer Damania no corriese peligro. Se paró en medio de una llanura rodeada de árboles, aún se preguntaba como había pasado…
El hombre de negro se había vuelto a presentar en su casa preguntando por el chico…
-no sabemos dónde está, se fue- respondió Damania esquivando hechizos y maleficios.
-¡Ainos, corre, deja que yo me encargue de él! ¡HUYEEE!- Damania lanzó u hechizo a Ainos que, inmediatamente, salió volando por la puerta…lo que recordaba luego es estar corriendo durante un día sin descanso.

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