M

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no todo lo que creemos perfecto es perfecto

domingo, 27 de junio de 2010

27 de junio

M siguió su camino hasta el 5º donde se encontraba su cuarto.
Abrió el libro e intentó hacer el hechizo de nuevo, vio que le salía mejor que el día anterior. Después de conseguir romper un vaso y resquebrajar una silla sin acabar de romperla miró por la ventana y vio a Cumrus paseando por el jardín mientras hacía
Que las flores creciesen a su alrededor, aunque luego se marchitaban y Cumrus las maldecía como si de ellas dependiese seguir vivas cuando Cumrus pasaba adelante.
De repente Cumrus se dio cuenta de que M lo observaba y giró rápidamente hacia el interior de la casa.
M siguió con su entrenamiento hasta que alguien llamó a la puerta
- adelante-
Anthimor abrió la puerta, entró y se sentó en la cama de M.
Muy bien chico, ¿has leído las trece primeras páginas?
-si-
-haber lo que puedes hacer-respondió Anthimor.
M canalizó la energía en sus manos y la dejó fluir hasta el jarrón, que se hizo pedazos.
- muy bien, veamos, intenta romper el vaso- M volvió a intentarlo con el mismo éxito que la vez anterior, pero cuando llegó el turno de la silla y M intentó romperlo, no lo consiguió, la silla hizo un leve movimiento y luego se quedó en su sitio.
-bueno, me parece que debes descansar, date una vuelta por los alrededores- le recomendó Anthimor- si quieres salir de aquí a ensayar acuérdate de que hay varias salas de entrenamiento- y después e esto Anthimor se fue.
M le hizo caso y se fue a dar una vuelta por los alrededores.
Pronto vio que la casa estaba toda ella rodeada por árboles en un pequeño jardín que también incluía flores y césped, luego había una valla rodeándolo todo y finalmente un bosque después de la valla, por detrás de la torré había un bosquecillo de cuatro árboles en el que estaba Daryha tumbada en la hierba y leyendo un libro violeta, en el que ponía “artes mágicas avanzadas, para alumnos avanzados”
La elfa tocaba la hierba que a su paso también crecía como lo hacía con Cumrus, pero a diferencia de él ésta se quedaba, las flores parecían sonreír al contacto con la elfa, M miró como el cabello de la elfa se movía con el viento haciéndolo parecer olas del mar.
M volvió a entrar en la casa, y se dirigió al aula de entrenamiento que había al lado de la biblioteca. Esta vez, al no haber ningún jarrón, vaso u otro objeto que romper M tuvo que dispararles a los muñecos de entrenamiento.
Después de unas cuantas horas, M era capaz de explotar tres muñecos a la vez sin usar mucha energía, aunque los muñecos parecían no acabarse ya que se volvían a formar.
-sería mas difícil si los muñecos se movieran-parecía que los muñecos habían entendido lo que M decía ya que, se pusieron en movimiento.
M consiguió acabar con los tres en movimiento, miró por la ventana y vio lo alto que estaba el sol, entonces hizo que un reloj se le apareciese, estos eran bastante raros, no tenían números, sino que tenía unas manecillas que decía la hora que era y las cosas importantes que había que hacer, vio que la aguja estaba ya cerca de la hora de comer.
M se dispuso a irse cuando algo le llamó la atención en la oscuridad, M se quedó quieto mirándola, se le había congelado el corazón y sus piernas no respondían al ansia de salir corriendo de allí, de repente la sombra desapareció y M salió corriendo de la estancia, sudando y en dirección a la cocina.
Cumrus, Anthimor y Cledelia eran las únicas personas que se encontraban dentro de la cocina y que miraron a M cuando entró. M se sentó en una silla agotado.
-¿que te pasa chico?-preguntó Cledelia
-he agotado mis energías en el entrenamiento-es lo único que se le ocurrió decir a M.
Al rato llegaron Vielher acompañado por Daryha que se sentaron a comer, Vielher se sentó en otra mesa con Cledelia.
La comida fue silenciosa, nadie dijo nada, los primeros en terminar fueron Cledelia y Vielher que rápidamente se pusieron a hacer cosas.
M estaba acabando el postre de calabaza y setas cuando alguien llamó a la puerta. Un hombre alto le dio un paquete a Vielher y se fue, este se lo dio a Anthimor que lo hizo desaparecer instantáneamente.

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