M

M
no todo lo que creemos perfecto es perfecto

domingo, 27 de junio de 2010

27 de junio

M siguió su camino hasta el 5º donde se encontraba su cuarto.
Abrió el libro e intentó hacer el hechizo de nuevo, vio que le salía mejor que el día anterior. Después de conseguir romper un vaso y resquebrajar una silla sin acabar de romperla miró por la ventana y vio a Cumrus paseando por el jardín mientras hacía
Que las flores creciesen a su alrededor, aunque luego se marchitaban y Cumrus las maldecía como si de ellas dependiese seguir vivas cuando Cumrus pasaba adelante.
De repente Cumrus se dio cuenta de que M lo observaba y giró rápidamente hacia el interior de la casa.
M siguió con su entrenamiento hasta que alguien llamó a la puerta
- adelante-
Anthimor abrió la puerta, entró y se sentó en la cama de M.
Muy bien chico, ¿has leído las trece primeras páginas?
-si-
-haber lo que puedes hacer-respondió Anthimor.
M canalizó la energía en sus manos y la dejó fluir hasta el jarrón, que se hizo pedazos.
- muy bien, veamos, intenta romper el vaso- M volvió a intentarlo con el mismo éxito que la vez anterior, pero cuando llegó el turno de la silla y M intentó romperlo, no lo consiguió, la silla hizo un leve movimiento y luego se quedó en su sitio.
-bueno, me parece que debes descansar, date una vuelta por los alrededores- le recomendó Anthimor- si quieres salir de aquí a ensayar acuérdate de que hay varias salas de entrenamiento- y después e esto Anthimor se fue.
M le hizo caso y se fue a dar una vuelta por los alrededores.
Pronto vio que la casa estaba toda ella rodeada por árboles en un pequeño jardín que también incluía flores y césped, luego había una valla rodeándolo todo y finalmente un bosque después de la valla, por detrás de la torré había un bosquecillo de cuatro árboles en el que estaba Daryha tumbada en la hierba y leyendo un libro violeta, en el que ponía “artes mágicas avanzadas, para alumnos avanzados”
La elfa tocaba la hierba que a su paso también crecía como lo hacía con Cumrus, pero a diferencia de él ésta se quedaba, las flores parecían sonreír al contacto con la elfa, M miró como el cabello de la elfa se movía con el viento haciéndolo parecer olas del mar.
M volvió a entrar en la casa, y se dirigió al aula de entrenamiento que había al lado de la biblioteca. Esta vez, al no haber ningún jarrón, vaso u otro objeto que romper M tuvo que dispararles a los muñecos de entrenamiento.
Después de unas cuantas horas, M era capaz de explotar tres muñecos a la vez sin usar mucha energía, aunque los muñecos parecían no acabarse ya que se volvían a formar.
-sería mas difícil si los muñecos se movieran-parecía que los muñecos habían entendido lo que M decía ya que, se pusieron en movimiento.
M consiguió acabar con los tres en movimiento, miró por la ventana y vio lo alto que estaba el sol, entonces hizo que un reloj se le apareciese, estos eran bastante raros, no tenían números, sino que tenía unas manecillas que decía la hora que era y las cosas importantes que había que hacer, vio que la aguja estaba ya cerca de la hora de comer.
M se dispuso a irse cuando algo le llamó la atención en la oscuridad, M se quedó quieto mirándola, se le había congelado el corazón y sus piernas no respondían al ansia de salir corriendo de allí, de repente la sombra desapareció y M salió corriendo de la estancia, sudando y en dirección a la cocina.
Cumrus, Anthimor y Cledelia eran las únicas personas que se encontraban dentro de la cocina y que miraron a M cuando entró. M se sentó en una silla agotado.
-¿que te pasa chico?-preguntó Cledelia
-he agotado mis energías en el entrenamiento-es lo único que se le ocurrió decir a M.
Al rato llegaron Vielher acompañado por Daryha que se sentaron a comer, Vielher se sentó en otra mesa con Cledelia.
La comida fue silenciosa, nadie dijo nada, los primeros en terminar fueron Cledelia y Vielher que rápidamente se pusieron a hacer cosas.
M estaba acabando el postre de calabaza y setas cuando alguien llamó a la puerta. Un hombre alto le dio un paquete a Vielher y se fue, este se lo dio a Anthimor que lo hizo desaparecer instantáneamente.

jueves, 24 de junio de 2010

24 de junio

-¡despierta, no puedes quedarte dormido, baja a desayunar ya!- levantó una voz a M, la voz no era conocida, cuando abrió los ojos ya no había nadie.
Se vistió y bajó corriendo a la cocina, allí, sentados, encontró a cinco personas, Anthimor, Cledelia, un hombre mayor, un chico y una chica, los dos últimos algo más mayores que él.
-hola-saludó M con un tono de amargura y desprecio por lo pronto que le habían levantado.
Quedaba un sitio libre en el que M se sentó, esperó hasta que Cledelia le preguntara que quería desayunar, M no sabía que contestar, no sabía si quiera lo que había en aquella cocina.
Anthimor se levantó y entonces habló:
-M, si quieres comer tendrás que hacerte tu mismo las cosas, esto es un ejercicio muy sencillo, lo único que tienes que hacer es pensar en lo que quieres e inmediatamente saldrá en tu plato para que Cledelia lo cocine-
Las palabras de Anthimor sonaron reconfortantes e inmediatamente pensó en un par de tostadas, de repente dos tostadas aparecieron ante él, pero acto seguido desaparecieron, dejando tras de sí unas pocas migas únicamente.
-¿queee?-preguntó M sorprendido al ver su desayuno desaparecer.
-veo que has usado la mayoría de la energía de tu cuerpo y que además no sabes canalizarla- dijo el chico con una sonrisita irónica que enfadó a M.
Los dos jóvenes se levantaron de la mesa y Mpudo ver como, en la chica, unas orejas un tanto extrañas, acabadas en punta sobresalían de su pelo castaño y liso.
M sabía leído historias sobre eso, los elfos, pero nunca había visto uno, ni siquiera sabía si eran reales o no, normalmente se decía que se escondían en los bosques y que no les gustaba mucho la presencia de otras criaturas.
Son dos alumnos más, están por el nivel 4º, el último, aunque el chico ya debería de haberse marchado le suspendí en el último examen-dijo Anthimor.
M se había fijado que los dos llevaban una capa de color dorado con las mangas, el cinturón y el final negro.
M miró a Anthimor, no sabía que allí se tuvieran que hacer exámenes.
-sus nombre son Cumrus y Daryha, no creo que les caigas muy bien, la compañía de otras personas no les gusta mucho, este es el mayordomo, Vielher, él te despertará todas las mañanas-
Hola- dijo el mayordomo y M por fin descubrió la voz que le había despertado.
Al conseguir desayunar una tostada, L corrió a su habitación, por el camino se encontró a la elfa, que con una leve sonrisa y un suave movimiento desapareció.

miércoles, 23 de junio de 2010

Cayó la noche y el siervo se encontró con el señor…
-¿has matado ya al chico?-insinuó un hombre desde las sombras al que no se le distinguía.
-no mi señor, usted lo quiere vivo-respondió otra voz más atrás.
-¿y donde está?-
- he perdido su rastro, un mago blanco se lo ha llevado con él cuando lo iba a capturar, pero, el muchacho es aún muy débil para huir de mis poderes, aún puedo notar su presencia aunque no sepa dónde está- la voz de ese hombre le era familiar…
M se despertó sobresaltado, seguía en la cama de la torre y, por la ventana se podía distinguir la luna junto a un montón de estrellas. El viento glaciar proveniente de las ventanas le helaba los huesos, en un instante aparecieron dos hermosos cristales con decorados de unicornios alrededor en las ventanas, M no quiso adivinar como había ocurrido, tenía mucho sueño…
-M despierta…- su voz susurraba a su oído como una brillante y bella melodía, que le impedía pensar en otra cosa que no fuese la voz de Anithsir…su ninfa…
Abrió los ojos, el bosque se había transformado, ya no corría agua por el río, los árboles lloraban lágrimas de madera sin dejar escapar una gota de agua, no había césped, sino tierra y hojas secas, la roca en la que se sentaba Anithsir estaba rota por la mitad.
-¿que está pasando?-preguntó M, sin poder de dejar de mirar a su alrededor.
-salva nuestro mundo, las ninfas mueren y yo con ellas…- sus palabras llegaron al corazón de M y le repercutieron hasta lo más hondo, donde se lo partieron como la piedra estaba partida delante suya, Anithsir muerta, no podía imaginarlo…
-¡despierta! ¡Empieza la tarea!- M se despertó sobresaltado, delante de él estaba Anthimor, serio, elegante y con la misma túnica del otro día o por lo menos una igual.
-ponte esto-le dijo a M ofreciéndole una túnica de color blanco.
-es el color puro, el color del principiante, del que no tiene nada dentro de momento-M se la puso sin rechistar, bajaron las escaleras de caracol hasta abajo.
-esto es la entrada- dijo señalando a una pared, M no se había fijado, pero en ningún sitio había puerta de entrada.
-es mágica, está hechizada-dijo Anthimor con una leve pero agradable sonrisa que M no había visto en nadie desde hace unos días, quizá semanas.
Le enseñó la cocina, donde había una mujer muy bajita que, por el vello en la cara y su estatura, M adivinó que se trataba de una enana.
-ella es la cocinera, se llama Cledelia- ésta le miró y le dirigió una gran sonrisa.
-hola, mi nombre es M- M no le devolvió la sonrisa, se limitó a observarla de arriba abajo hasta que Anthimor lo tomó por el brazo y lo empujó para continuar con la visita.
se plantaron delante de las 2 puertas que había visto la vez anterior, abrió la 1ª, había una gran sala toda llena de libros, algunos en las estanterías y otros que descansaban en repisas de cristal, también había una mesa llena de atriles para apoyar los libros.
-esta es la biblioteca- esperó a decir Anthimor- aquí puedes venir siempre que quieras a consultar cosas.
Salieron de la sala y entraron en la de al lado esta era una gran sala verde (no como la anterior, roja como el salón en que le había citado Anthimor la primera vez), sin ningún mueble y con unas máquinas al fondo, además de un circulo blanco en el centro.
-esta es la sala de ensayos, aquí ensayarás las lecciones que yo te obligue a aprender-M se quedó mirando a Anthimor, pero éste no le respondió la mirada.
Siguieron por toda la casa, algunas habitaciones estaban cerradas y no entraron.
Finalmente llegaron al último piso, donde estaba el estudio de Anthimor, dónde M se quedó esperando fuera. Al rato Anthimor llegó con un gran libro azul, en el que ponía “estudio de la magia para iniciados”, se lo ofreció a M y le dijo:
-quiero que te lo leas hasta la página 13-M no rechistó, cogió el libro y salió en dirección a su cuarto.
Por la noche bajó a cenar, la cena estaba lista. Había dos platos hondos con dos líquidos parecidos a un puré de color violeta y, al lado una masa de algo parecido al pan sin hacer.
M se sentó en la mesa:
-la primera sopa es de raíz de siciliorsca y la otra de pasta de grews, un animal mágico. El pan es pan élfico- explicó Anthimor.
M comió hasta no dejar nada en el plato, de postre había fresas que M comió gustosamente.
Finalmente, recogió su plato y subió a su habitación sin despedirse antes de Cledelia.
Abrió el libro por la primera página, una nube de polvo salió del libro hacia la nariz de M que rápidamente lo sopló y fue a posarse en el suelo, para luego desaparecer con el hechizo de limpieza que estaba puesto por toda la casa como le había explicado Anthimor.
El libro hablaba sobre la historia de la magia y de cómo concentrar la energía en las manos para conseguir la potencia necesaria para cada hechizo.
El primer ejercicio parecía sencillo, había que concentrar energía en las manos y soltarla hacia algún objeto para romperlo.
M empezó por intentar romper un jarrón que había cogido anteriormente del baño. Las primeras veces no pasó nada, después de un rato intentándolo y con la energía bastante gastada, M pudo comprobar como el jarrón se movía y le salía una brecha. Le estaba costando mas de lo que pensaba, finalmente, agotado, echo toda su energía hacia el jarrón y, para su sorpresa, ¡ el jarrón cayó al suelo echo añicos!, M había acabado con todas sus fuerzas y se tiró a la cama agotado, pero con una sonrisa en la boca, mañana seguiría practicando.


El corazón de Ainos iba cada vez más rápido, ¿como les habían descubierto?, deseaba que su mujer Damania no corriese peligro. Se paró en medio de una llanura rodeada de árboles, aún se preguntaba como había pasado…
El hombre de negro se había vuelto a presentar en su casa preguntando por el chico…
-no sabemos dónde está, se fue- respondió Damania esquivando hechizos y maleficios.
-¡Ainos, corre, deja que yo me encargue de él! ¡HUYEEE!- Damania lanzó u hechizo a Ainos que, inmediatamente, salió volando por la puerta…lo que recordaba luego es estar corriendo durante un día sin descanso.

martes, 15 de junio de 2010

15 de Junio

-Llegas 15 minutos tarde- le gritó Anthimor en cuanto M llegó.
-me distraje un poco- consiguió decir M.
Al entrar en el salón notó una oleada de calor proveniente de una chimenea central. El salón era muy distinto al de Damania y Ainos, sus paredes estaban teñidas de un color rojizo, había una moqueta a juego cubriéndolo todo, la altura del salón era muy grande, del techo colgaban tres lámparas de araña encendidas. A los lados, en las paredes, había estantes y armarios, llenos de libros, manuscritos, velas…
En el centro de la sala había una mesa rectangular la cual tenía en el centro el mismo signo del cinturón de Anthimor y a su alrededor seis sillas perfectamente colocadas.
En cada uno de las cuatro esquinas había un sillón color verde musgo y a los lados de la mesa dos sofás grandes del mismo color que los sillones.
La mirada de Anthimor era pensativa y expectante.
Siéntate- dijo Anthimor señalando un hueco en el sofá donde él se encontraba sentado.
M se sentó sin rechistar. ¿De quién es el colgante?- preguntó Anthimor señalando el cuello de M, este se miró el cuello y entonces se dio cuenta de que el collar que la ninfa le había dado había aparecido colgado de su cuello, se quedó pálido y no supo que contestar, la respuesta de que se lo habían regalado en sueños sonaba un tanto estúpida.
-es un símbolo muy raro-Anthimor lo tocó, de repente M vio como la mano de Anthimor brillaba al contacto del colgante- es un amuleto-dijo Anthimor- ¿para que sirve?- a Anthimor se le había quitado la cara pensativa y había puesta cara de curiosidad como si de un niño pequeño se tratase.
-con el puedo entender el idioma de las ninfas- se decidió a contestar M.
¿Puedo cogerlo?- siguió Anthimor.
A M se le hizo bastante difícil dejarle ese colgante a un extraño, pero finalmente accedió, se lo descolgó del cuello y se lo enseñó.
Era un colgante circular con una especie de cruz cortada por otra cruz terminada en flechas.
M, al rato se lo quitó de las manos y se lo volvió a colgar del cuello.
-bueno, te he llamado aquí para decirte que tu presencia aquí es temporal, te puedo enseñar a usar las manos para hacer magia, si quieres, ya que tu varita no la puedo arreglar, además este lugar esta muy lejos de cualquier sitio para que alguien como tú llegue con vida- dijo Anthimor volviendo a la seriedad de antes- bueno, ¿Qué me contestas?
M pensó detenidamente la respuesta, no quería quedarse en este lugar lúgubre y solitario más, pero por otra parte, él ya no tenía magia y si se iba debería enfrentarse a unos días de larga y dura caminata sin agua y sin comida.
-Me quedo- respondió M, sus palabras recorrieron toda la estancia, todo se quedó en silencio, un silencio incómodo. M pudo contar cinco o diez minutos antes de que su nuevo profesor se marchase y le dejase solo en aquella estancia, no sin antes comunicarle que mañana harían una visita por toda la torre.
M no pudo dormir bien pensando en el día que le esperaba mañana…

sábado, 12 de junio de 2010




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12 de junio

Al rato alguien llamó a la puerta.
¡Adelante!- M se tumbó en la cama y se subió las sábanas a la altura del cuello, dejando sólo al descubierto la cabeza y uno de los brazos.
El desconocido entró, era un hombre de unos cuarenta años, vestía con una túnica verde que, al entrar onduló suavemente. Las facciones de su cara eran grotescas y tenía bastantes arrugas. El hombre no hizo ningún movimiento ni pregunta y M finalmente se enderezó, la cara del hombre le miraba fijamente y no tenía ninguna muestra de alegría, más bien parecía bastante furioso.
-hola- se decantó por decir el extraño- me llamo Anthimor, dueño y señor de la torre negra de Fasmion.
M se quedó contemplando al hombre mientras éste se acercaba.
-dime, ¿tu varita es aquella de la bolsa?- preguntó Anthimor
-si…- respondió M sin prestarle mucha atención.
Anthimor se acercó hasta ella, la cogió y estuvo un buen rato observándola. Finalmente se giró hacia M y preguntó:
-y bien, ¿me podrías decir como se te ha roto?-M parecía sorprendido ante el interés de Anthimor por su varita, tampoco quería que Anthimor se inmiscuyera en asuntos que no le importaran.
-No lo recuerdo, lo único que recuerdo es que en el bosque me caí y alguien me cogió- M no pudo evitar preguntar cuanto tiempo llevaba en este lugar, lo único que sabía es que, por el olor que su cuerpo desprendía llevaría mas o menos una semana.
-has estado 5 días inconsciente, lo único que repetías era el nombre de una tal Anithsir, ¿es algún familiar tuyo?
M no respondió, como pensó antes, a aquel viejo que no conocía de nada no le iba a detallar nada acerca de su vida, se limitó a mirar la extraña túnica verde que le había estado llamando la atención; estaba decorada con una serie de signos en las muñecas y tenía un cinturón a juego, en el que el signo de la hebilla era un tanto extraña, se trataba de un círculo cruzado por dos serpientes todo situado bajo una estrella de cinco puntas dorada.
-bueno… veo que no quieres hablar, en tal caso, te diré que ya estas recuperado y que quiero verte abajo en 40 minutos, te dejo tiempo para ducharte, el baño está al salir a la derecha.- después de decir esto, Anthimor salió de la habitación y desapareció en la oscuridad.
M se quedó un rato mirando las dos telarañas del techo y, finalmente, decidió bajar. Se dio una ducha de agua fría para despejarse, se vistió con unos vaqueros y una camiseta roja, regalo de Damania y bajo por las escaleras.
Estas estaban colocadas en espiral y, a los lados había largos pasillos llenos de puertas. Las paredes de la torre estaban echas con piedra que, a pesar de no hacer frío estaban húmedas, frías, viejas y deterioradas.
Finalmente llegó abajo, había una especie de hall con dos pasillos y una puerta donde se encontraba la cocina, detrás del hall y a la derecha de las escaleras había otra puerta que daba a un amplio salón donde pudo distinguir la figura de Anthimor sentada en un sillón.

viernes, 11 de junio de 2010

11 de junio

La misma sensación que la 1ª vez que le vió en la cocina, sus piernas empezaron a temblar y poco a poco se dio la vuelta, allí, sentado encima de un árbol estaba él, el extraño que conocía sin saber de qué.
Te encontré...
Notó que sus fuerzas se desvanecían, todo empezó a nublarse, cayó... lo único que pudo ver fue un hombre que lo sujetaba.
Abrió los ojos y vió a la ninfa, ésta se puso a hablar, pero no consiguió entenderla, entonces se levantó. M notó como el corazón se le salía de su cuerpo, se le cortó a respiración y, por fin vió la mitad de la cara de la ninfa.
Era un ser de inimaginable belleza, su cara delgada y pálida destacaba por el destello de sus ojos y sus rasgos femeninos en la nariz y en la boca. Poco a poco se acercó a M y se paró delante de él, M no podría haber imaginado nunca lo bella que era la ninfa, ella le puso un colgante con el que pudo entender antes de que todo empezase a dar vueltas unas palabras de la ninfa.
-Sálvame... -
M se incorporó, se encontraba en una habitación rectangular, con dos ventanas sin cristales a los lados. Su techo estaba adornado con dos telarañas que se movían por el viento de las ventanas. En la estancia había una cama, varios cuadros extraños de gente a la que M no había viso nunca, una mesa con una vela encima y una silla de madera al lado de ésta y un armario con las puertas abiertas en las que M pudo distinguir su bolsa.

miércoles, 9 de junio de 2010

9 de Junio

Ainos y Damania bajaron corriendo las escaleras, M había desaparecido, antes de irse había escrito una carta, Damania la cogió y la leyó en alto:
“siento mucho haberme ido
tan de repente, pero necesitaba
buscar algo, a alguien...
les doy las gracias por todo
lo que han hecho por mí
estos tres días”
M

Damania no pudo evitarlo, las lágrimas brotaban de sus ojos como dos fuentes y Ainos la intentaba consolar dándola pequeñas palmaditas en la espalda.
¿Tan malos cuidadores somos?- soltó entre sollozos Damania-primero Anitshir y luego M
No-dijo Ainos- nosotros no tenemos la culpa, está empezando a realizar su camino, no te preocupes Anthimor lo encontrará antes.
Damania se separó de Ainos y salió a la calle, corrió, la lluvia le caía en la cabeza y en la cara, al estar diluviando su visión no era muy buena, corrió, se recorrió todas las calles gritando el nombre de M y Anitshir sin respuesta alguna.
Se derrumbó en el suelo y empezó a llorar. Ainos la encontró llorando cerca de la Iglesia del pueblo, la cogió y se la llevó a casa...

martes, 8 de junio de 2010

8 de junio

M acababa de recobrar el conocimiento, pero la cabeza aún le daba vueltas, tuvo que evitar levantarse.
El olor de la habitación no era muy agradable lo que no ayudó mucho al estado de M, pero eso no era lo que le importaba a M, su mayo preocupación era saber que había pasado y quién era ese hombre.
De repente oyó que alguien llamaba a la puerta, era Damania
Hola ¿cómo te encuentras?- Damania parecía agobiada. M no contestó, estaba sumido en sus pensamientos y aquel olor hacía que se marease más.
Damania le pasó la mano por la frente, sintió su mano cálida mientras que un escalofrío electrizante recorría todo su cuerpo, M supuso que Damania le estaba curando, no sabía mucho de magia curativa, pero en su colegio la había visto más de una vez.
M abrió los ojos y pudo distinguir la cara de Damania, estaba pálida y había perdido bastante energía después de curar a M.
Parece que desde que vine no causo más que problemas- dijo M intentando incorporarse aunque Damania no se lo permitiera.
Al decir eso, la mirada de Damania se le clavó en los ojos, supo que Damania le apreciaba mucho aunque solo hubiese pasado tres días allí.
Me recuerdas a Anitshir, la misma mirada indiferente, las mismas ganas de curiosear, la misma fuerza en tu cuerpo, en tu interior.
M no sabía que decir, él nunca llegaría a preciar tanto a Damania como ella a él, el nombre de Anitshir le hizo sentir un escalofrío y recordar sus sueños, sus ganas de tocarla, oír su voz, verla...
¿Cómo es que vuestra hija es una ninfa si sois dos humanos?- M no podía ignorar que con esa pregunta había dado en uno de los puntos débiles de Damania.
Damania sonrió, se levantó de la cama y se marchó, pero antes de que cerrase la puerta M pudo entender unas palabras: era adoptada...

Esa noche M se levantó pronto, la casa estaba en silencio y aún no había salido el sol. Recogió la ropa que la habían prestado y las metió en una bolsa que había en la mesilla, en ella también estaban su varita y la foto de Anitshir.
Salió a la calle, el frío viento golpeó su cara obligándole a entrecerrar los ojos, se fue del pueblo en dirección al río Anes y entonces lo notó...

lunes, 7 de junio de 2010

7 de julio

“Solo vengo a por él”- dijo señalando a M.
M vió como Damania hacía un rápido movimiento de muñeca que desencadenó una gran ráfaga de hielo que, combinada con los miles de cristales del suelo hicieron que el intruso desapareciera dejando tras de sí el desorden de la cocina.
M se quedó atónito y temblando, había visto a ese hombre, en algún lugar, no sabía dónde...
¿Estas bien?-dijo Damania mirando la cara de M.
M no supo que contestar, sus mejillas, antes sonrojadas por la conversación sobre Anitshir, se habían vuelto de un color blanco, sus pupilas se habían dilatado, dos grandes gotas de sudor recorrían su cara, el corazón le palpitaba con fuerza como queriendo escapar de la jaula de su cuerpo, los músculos no le respondían y notaba como si se fuera a caer.
Ainos, viendo el aspecto de M atrajo una silla hacia él haciendo que M se desplomase y haciendo que cerrase los ojos debido a la molestia del pelo. Damania lo miró preocupada y enseguida supo lo que le estaba pasando.
¡Ainos!- grito desesperada- ¡coge el tarro de sirdio!, ¡Le han echado un maleficio!
Ainos corrió hacia el último estante, miró de reojo a M que, ahora tenía los ojos en blanco y la boca abierta cogiendo grandes bocanadas de aire como si se estuviera ahogando.
Lanzó el bote a Damania quien, con un fuerte y rápido golpe lo rompió y cogió alguna de las hojas que había.
Subieron a M a la habitación y tumbado M, empezaron a calentar mediante magia las hojas que, incineradas desprendían un olor que mareaba a quien lo oliera.
Damania acabó de pronunciar el conjuro y ella y Ainos se fueron de la habitación dejando solo a M.
Bajaron al salón y se sentaron en el sofá derecho.
¿Qué crees que le ha pasado?- preguntó Ainos con un tono de nerviosismo aún presente en su voz.
Un hechizo aturdidor mediante la mirada, ese hombre era muy fuerte, lo noté en cuanto llegó, mi magia no le ha hecho irse, se ha ido por su cuenta.
¿Debemos llamar a Anthimor?- el tono de Ainos reflejaba una seriedad absoluta
La mirada de Damania demostró odio ante la pronunciación de aquel nombre, pero al final accedió.
Llama tú- dijo Damania con un nudo en la garganta- no sería capaz de volver a oír su voz...

domingo, 6 de junio de 2010

6 de junio

A la mañana siguiente, M bajó a desayunar, pero aún no se había levantado nadie así que se dispuso a investigar la casa. Al salir de la cocina, se encontró con un pasillo que daba a tres puertas, M supuso que una de ellas debía de ser el cuarto de Ainos y Damania porque en el piso de arriba solo estaba su habitación, entró por la puerta del centro y se encontró en un hermoso salón, no más grande que la cocina, pero mucho mas hermoso. Sus paredes de un azul cristal le hacían parecer estar en una casa de hielo, había dos sofás color verde mar con forma redondeada que hacía juego con una mesa rodeada de cuatro sillas, finalmente había un gran armario de madera con un color tan intenso que hipnotizaba a quien se acercase. M lo miró detenidamente hasta que se fijó en un pequeño detalle de uno de los estantes del armario, el signo que había visto en la roca de su sueño estaba grabado con letras doradas, pero cuando se dispuso a tocarlo alguien le llamó por detrás.
¡Chico!-dijo Ainos con voz grave debido a que se acababa de levantar- ejem, ¿no deberías estar durmiendo? Aún no te has recuperado.
M se miró el brazo, ya no le sangraba y gracias a los cuidados de Damania tampoco le dolía, le quería preguntar por el signo de la roca y la estantería y también por la ninfa, pero le pareció muy brusco, en cambio, Ainos sonrió y dijo:
- Ese símbolo representa el nombre de mi hija, se llama Anitshir- su voz era melancólica y sus ojos se pusieron rojos por el esfuerzo de contener las lágrimas, vió que M le miraba y cambió de tema.
He visto que tu varita se ha roto- dijo sonándose la nariz con un pañuelo de trapo que trajo levitando de encima de la mesa- Ainos se sentó en el sofá cosa que después repitió M-a mi me pasó lo mismo con mi varita de rama de saúco, tuve que apañármelas para encontrar otra igual porque, al ser un semimago no puedo hacer magia con las manos.
M lo miró, sin mostrar interés, durante el paso de los años había llegado a tener verdadero asco a la gente que era semimaga, antiguamente se decía que eso era pecado y se les mataba, pero vieron que no era lo correcto aunque, si por él fuera, ese método de castigo lo volvería a usar.
De repente sus sentimientos se desvanecieron, había oído un fuerte golpe proveniente de la cocina, Ainos, M, y Damania, ahora levantada por el golpe corrieron hacia allí, donde vieron a un extraño vestido de negro, este parecía haber entrado por la ventana, de ahí el golpe ya que la cocina estaba llena de cristales y la ventana rota.

sábado, 5 de junio de 2010

5 de junio

Bajó corriendo las escaleras, casi tropezando en el último escalón, llegó a la cocina, un lugar amplio, lleno de trastos viejos, botes con ingredientes extraños y una gran lámpara de araña central.
Se detuvo en la puerta casi sin aliento y con las vendas del brazo empapadas de sangre debido a que la herida se había abierto, aun así, Ainos y Damania miraron con asombro la recuperación de M.
¡¿QUIÉN ES?! ¡¿DÓNDE ESTÁ?!- repetía M casi sin aliento.
¡No sabemos de que estás hablando!- contestó Ainos con una mirada preocupante.
¡La chica del cuadro, la de arriba!- M no podía aguantar la espera y empezó a menear a Ainos como si fuera un muñeco.
Es nuestra hija- respondió en un lamento Damania- hace tres años desapareció y no la volvimos a ver, su instinto de ninfa la hizo encaminarse hacia los bosques para no acabar con la luz de su interior, ni siquiera se despidió...
M vió como las lágrimas de Damania recorrían sus pómulos para irse a posar en sus labios.
Después de desayunar, Ainos y Damania se fueron a trabajar y M se quedó en la habitación que le habían asignado temporalmente.
Descolgó la foto de la pared y se quedó mirándola, en la foto también se la veía únicamente un ojo, pero M podía imaginar lo bella que sería esa chica.
Esa noche no pudo dormir, solo pensaba en la ninfa, su ninfa...
Soñó con ella, pero esta vez la ninfa no se dio la vuelta, se limito a lavar su cabellera en el río, M se acercó a ella y cuando quiso darse cuenta, estaba tumbado en la cama y sudando...

viernes, 4 de junio de 2010

4 de junio

Los ojos de un hombre y una mujer le miraban fijamente, observó que se encontraba en una cama, dentro de una habitación no más grande que un pequeño establo, con un agujero en la pared a modo de ventana y una mesita de noche donde reposaba su varita.
¡Buenos días!- repitió el señor- por fin despiertas, me llamo Ainos y ella es mi mujer, Damania, llevas dos días inconsciente y pensábamos que te había ocurrido algo.
En realidad- interrumpió la mujer, Damania- mis poderes curativos no son muy buenos y, ese brazo estaba muy mal herido, solo pude cicatrizarte la herida y eliminar las marcas de tu cara, menos mal que te encontramos por el camino.
-Y dime muchacho ¿qué hacías tirado en la plaza? Damania me dijo que perdiste mucha sangre-.
Perdonen- dijo el chico- pueden llamarme M.
Había cogido ese apodo debido a que desde ese momento no podía confiar en nadie.
Ainos y Damania se miraron extrañados con el nombre del chico, bueno M, dime ¿por qué estabas allí sangrando?
M no contestó, se dedicó a mirar su varita que yacía rota en la mesilla de noche.
Entornó los ojos al hombre, era un hombre fuerte, sus ojos inspiraban tranquilidad y tendría avanzada edad.
Estoy cansado y no me acuerdo de muchas cosas-dijo M
Damania le miró, sus ojos no eran los de aquella extraña visión, eran mas dulces, más cálidos, se dio cuenta de que M la estaba observando y soltó una pequeña y agradable carcajada.
No me mires así- dijo Damania sonriendo- te dejaremos solo, para que descanses, si quieres desayunar no tienes mas que pedírnoslo.
Damania y Ainos se fueron y dejaron solo a M.
M se incorporó, solo ha sido otro sueño, nada más- dijo recordando el bosque-.
Miró a su alrededor, miró su varita destrozada, la observó un largo tiempo, recordando que una parte de él se iba con esa varita.
M sabía que aún era un muchacho y que no podía usar la magia con las manos debido a la poca fuerza espiritual que solo aumentaba cuando llevaba la varita, así que estaba desprotegido.
Un gruñido le despertó de sus pensamientos, eran sus tripas.
Se puso las zapatillas y se dispuso a bajar, pero algo le llamó la atención, un cuadro de una muchacha, una joven deslumbrante, rubia y con ojos verdosos, de inmediato se dio cuenta de que era la chica del bosque...

jueves, 3 de junio de 2010

3 de junio

Esa extraña sensación recorría otra vez todo su cuerpo, aquel bosque oscuro, lo había visto más de una vez, angustioso, silencioso.
Como un galgo, corrió hacia donde su instinto le guiaba, allí, en un claro, se encontraba la criatura mas hermosa que jamás podría haber imaginado, sus cabellos largos y rubios ondulaban lentamente en sus hombros, mientras que sus delicadas manos lo acariciaban y lavaban lentamente en el río. Estaba sentada en una roca en la que apareció un símbolo de una extrañeza casi bella.
De repente se giró, sus cabellos tapaban la mayor parte de su rostro, pero pudo ver un ojo, un ojo melancólico, de una belleza inimaginable, el verde de su mirada se le clavaba como un puñal en el corazón sin dejarle respirar y de repente... nada, todo empezó a dar vueltas y volverse oscuro, la mujer desapareció en la niebla, cerró los ojos queriendo que pasase rápido...
Las primeras palabras que captaron sus oídos fueron unos buenos días, de repente en su mente se dibujó el bello trazo del ojo verde y se incorporó.

miércoles, 2 de junio de 2010

2 de junio

Estaba oscuro, el aire golpeaba su cara toda cubierta de barro por la lucha que había tenido anteriormente con un alumno del colegio.
La niebla olorosa y fría no quería que viese por donde pisaba, su voluntad no se podía quebrar, era un ser superior, la niebla...
Su corazón palpitaba con fuerza solo al recordar el duro enfrentamiento mágico que había tenido hace poco y por el cual su brazo derecho estaba lleno de sangre y la cara con un montón de incisiones incurables por los miles de maleficios que habían echado contra él. Sentía el sudor cayéndole como un grifo mal cerrado...
Parecía que el camino pedregoso de vuelta a casa se hacía interminable. Cada dos o tres pasos se daba la vuelta con el presentimiento de que otro maleficio le alcanzase por detrás sin poder defenderse.
Al fin llegó a casa, algo había pasado, las llamas salían como furiosas serpientes de los cristales y dos figuras colgaban de una cuerda sobre un árbol, Siul y Aria estaban muertos, llevaban las varitas en la mano, señal de que habían luchado. No le afectó mucho, nunca había querido mucho a sus padres.
Dio media vuelta, sin saber a donde ir ni que dirección coger, así que se decantó por el camino al pueblo...
Pasó la noche en un descampado, cerca del río Anes, aunque el dolor del brazo no le dejaba dormir, a la mañana siguiente siguió su camino, siempre cauteloso a cualquier movimiento porque, aunque había echado miles de conjuros protectores a su alrededor, nunca estaba de más vigilar por sí acaso.
Al fin llegó, la fuerte incisión en el brazo le había dejado sin fuerzas, casi sin pensarlo, se dirigió a la plaza del pueblo, dónde se desplomó como un caramelo de papel que un niño tira al suelo; sin poder evitarlo todo se nubló, ya nada existía...

martes, 1 de junio de 2010

presentación

HOLA:
este blog está hecho para la gente que le guste leer, es mi primera historia larga ¬¬, tampoco se si escribo bien o no así que no escribáis comentario muy bordes. si alguno me dice un nombre mejor para el protagonista ( tiene que ser una única letra) aceptaré vuestras opiniones.
gracias por leerlo y espero que lo disfrutéis. ^^