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no todo lo que creemos perfecto es perfecto

jueves, 24 de junio de 2010

24 de junio

-¡despierta, no puedes quedarte dormido, baja a desayunar ya!- levantó una voz a M, la voz no era conocida, cuando abrió los ojos ya no había nadie.
Se vistió y bajó corriendo a la cocina, allí, sentados, encontró a cinco personas, Anthimor, Cledelia, un hombre mayor, un chico y una chica, los dos últimos algo más mayores que él.
-hola-saludó M con un tono de amargura y desprecio por lo pronto que le habían levantado.
Quedaba un sitio libre en el que M se sentó, esperó hasta que Cledelia le preguntara que quería desayunar, M no sabía que contestar, no sabía si quiera lo que había en aquella cocina.
Anthimor se levantó y entonces habló:
-M, si quieres comer tendrás que hacerte tu mismo las cosas, esto es un ejercicio muy sencillo, lo único que tienes que hacer es pensar en lo que quieres e inmediatamente saldrá en tu plato para que Cledelia lo cocine-
Las palabras de Anthimor sonaron reconfortantes e inmediatamente pensó en un par de tostadas, de repente dos tostadas aparecieron ante él, pero acto seguido desaparecieron, dejando tras de sí unas pocas migas únicamente.
-¿queee?-preguntó M sorprendido al ver su desayuno desaparecer.
-veo que has usado la mayoría de la energía de tu cuerpo y que además no sabes canalizarla- dijo el chico con una sonrisita irónica que enfadó a M.
Los dos jóvenes se levantaron de la mesa y Mpudo ver como, en la chica, unas orejas un tanto extrañas, acabadas en punta sobresalían de su pelo castaño y liso.
M sabía leído historias sobre eso, los elfos, pero nunca había visto uno, ni siquiera sabía si eran reales o no, normalmente se decía que se escondían en los bosques y que no les gustaba mucho la presencia de otras criaturas.
Son dos alumnos más, están por el nivel 4º, el último, aunque el chico ya debería de haberse marchado le suspendí en el último examen-dijo Anthimor.
M se había fijado que los dos llevaban una capa de color dorado con las mangas, el cinturón y el final negro.
M miró a Anthimor, no sabía que allí se tuvieran que hacer exámenes.
-sus nombre son Cumrus y Daryha, no creo que les caigas muy bien, la compañía de otras personas no les gusta mucho, este es el mayordomo, Vielher, él te despertará todas las mañanas-
Hola- dijo el mayordomo y M por fin descubrió la voz que le había despertado.
Al conseguir desayunar una tostada, L corrió a su habitación, por el camino se encontró a la elfa, que con una leve sonrisa y un suave movimiento desapareció.

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